Colección: Centellas 172
Prólogo de Francesc Gutiérrez
Traducción de Francesc Gutiérrez
Páginas: 188
Formato: 9 x 14 cm
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-9716-267-8
Año aparición: 2.020
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Precio con IVA: 12,00€
El ojo sensible de Delacroix, figura central del romanticismo, captó en sus acuarelas y dibujos, pero también en sus cartas que escribió desde Marruecos y Andalucía, toda la luz, el color y la belleza que descubrió en esas tierras del sur.
Eugène Delacroix, la más relevante figura del romanticismo pictórico, viajó como agregado en la misión diplomática que Luis Felipe de Francia envió al Sultán de Marruecos en 1832.
En la época en que Delacroix realizó aquel viaje, la literatura y el arte de Europa buscaban el oxígeno de lo oriental y lo antiguo. En Marruecos, no sólo encontró Delacroix el colorido y el exotismo orientales, sino también la herencia grecorromana, la nobleza y la belleza, variada y sencilla a un tiempo, que Europa había perdido ya. El pintor retrata en sus cartas sus sentimientos, sus visiones e imaginaciones, sus tedios y entusiasmos, sus asombros y temores, en un tono incisivo y poco «literario», a veces con visos tragicómicos, salpicado de ironías y juicios artísticos. Luego abandona por un tiempo la embajada y viaja durante dos semanas por Andalucía. «Todo Goya estaba allí», nos ha dicho ya. «En España he encontrado… toda una civilización tal como era hace trescientos años».