Joris-Karl Huysmans
Notre-Dame de París
Colección: El barquero 181
Traducción de Silvia Alemany
Páginas: 79
Formato: 13 x 21 cm
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-7651-331-6
Año aparición: 2.023
Precio sin IVA: 13,46€
Precio con IVA: 14,00€
… El simbolismo, que es la ciencia de utilizar una figura o una imagen como signo de otra cosa, fue la gran idea de la Edad Media, y sin él nada de aquellos lejanos tiempos podría explicarse.
Joris-Karl Huysmans ha suscitado la admiración de escritores de diversas tendencias, lo que es comprensible si se tiene en cuenta que, durante sus sesenta años de vida estuvo inmerso en universos literarios –y vitales– de lo más contrastados: en su juventud se interesó en el romanticismo y la poesía moderna inspirada por Charles Baudelaire; luego experimentó a fondo el naturalimo, bajo cuya inspiración escribió novelas y del que fue un gran defensor y amigo personal de É. Zola, pero pronto encontró pobre esta ideología y le atrajó el simbolis- mo el decadentismo, viviendo estas tendencias hasta sus últimas consecuencias. Se implicó en el estudio de las ciencias ocultas, la demología y el satanismo y, en su última etapa vivió una conversión que le conduciría al catolicimo ortodoxo… y en todas estas fases Huysmans fue un escritor excelente y admirado. Pero si algo hubo constante en su vida fue su amor al arte y su intuición estética que hiceron de él un gran crítico.
Huysmans nació en París en 1848 de una familia de origen holandés que contaba entre sus antepasados numeros pintores de mérito. En 1875 comienza a escribir brillantes mono- grafías de pintores holandeses y flamencos. A partir de 1876 Huysmans colabora con varios periódicos como cronista de arte y se convierte en defensor del arte moderno. Además de su admiración por Manet, populariza el impresionismo poniendo en valor las obras de Degas, Cézanne, Pissarro, Gauguin o Monet, por otra parte ataca el arte académico de un Cabanel o un Gérôme. Más tarde, coincidiendo con su atracción por el simbolismo, se interesa por pintores como Redon, Moreau o Desbordes.
A partir de 1895, tras su conversión Huysmans profundiza el arte religioso. También aquí se muestra certero y facilita a sus lectores información sobre los pintores primitivos, en particular flamencos, poco conocidos en su época. La arquitectura románica y gótica captaron su sensibilidad y escribió valiosas reflexiones. Los artículos de Notre-Dame de París se centran en esta catedral, que contrasta en ocasiones con la de Chartres. Huysmans, aborda los problemas de los monumentos medievales con sutileza y una exigencia de pureza y verdad que no cede a la vulgaridad ni al espíritu pequeño burgués.