Colección: Erase una vez... Biblioteca de Cuentos Maravillosos 124
Páginas: 196
Formato: 14,8 x 21 cm
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-7651-848-9
Año aparición: 2.000
Precio sin IVA: 15,38€
Precio con IVA: 16,00€
José Luis Acín y José Luis Melero mezclan la pasión con la erudición, la insaciabilidad bibliográfica con la curiosidad por todo lo aragonés. Su trabajo vuelve a ser ejemplar: rescatan obras y hombres, estéticas, paisajes y personajes, tradición y vida, humor y tipismo, agrupados en una de las formas que más nos satisfacen: el arte de contar en breve, la palabra que regresa del silencio para envenenarnos el sueño.
El siglo XIX supuso el florecimiento de las literaturas locales y, en particular, de algunos géneros tan queridos por el pueblo como el relato corto. José Luis Acín y José Luis Melero desempolvaron en una primera entrega para esta «Biblioteca de Cuentos Maravillosos» piezas de 29 autores que lo cultivaron con generosidad y con múltiples variables: con humor e ingenio, con hondura, con trasfondo costumbrista, con orientación antropológica, con evidente oficio narrativo y con nítidas huellas del baturrismo. En Cuentos aragoneses se mezclaban narradores de raza con raros y olvidados, intelectuales y autores que en su día tuvieron un gran éxito popular.
Esta nueva selección, inscrita también en el último tercio del XIX y el primero del XX, es todavía más insólita: los 25 escritores ahora antologados conforman una literatura sumergida y poco mencionada en los manuales y en las tertulias, son creadores y divulgadores de vasta y desigual producción. Hay abogados, sacerdotes, políticos y militares de talante conservador que igual cultivaban el verso que el cuento popular, la leyenda o el teatro, y que llevan cerca de un siglo durmiendo en el sueño del olvido. Por lo regular, son autores que no se han vuelto a reeditar y que apenas han merecido la atención de algunos apasionados de las denominadas literaturas regionales, en este caso aragonesa, como Javier Barreiro, Juan Carlos Ara, Juan Domínguez, Francisca Soria y José Luis Calvo, entre otros. Son autores desposados con el polvo de las almonedas, anticuarios y rastros, cuando no absolutos desconocidos. Tal vez los más relevantes sean Manuel Polo y Peyrolón, conquense afincado en Aragón y carlista acérrimo; Pablo Pare- llada, militar y detractor del modernismo; González Fiol, abanderado del pintoresquismo. Más cuentos aragoneses incluye también a dos escritoras románticas como Francisca Sarasate, ateneísta y hermana del violinista, y Francisca García Estrada, católica a ultranza, fundadora y redactora única de El Cuento Mensual.