Diario de las Islas

La obra de Víctor Segalen no obtuvo en su momento el reconocimiento que merecía; hoy, sin embargo, su extraordinario valor es admitido unánimemente, como lo demuestran los coloquios, exposiciones y ediciones de sus libros que se han sucedido a partir de la celebración de su centenario en 1978. El gran interés de este Diario de las Islas reside, aparte de su contenido intrínseco, en que contiene en germen los grandes temas que configurarán la obra de uno de los mayores escritores europeos del siglo XX.

Destinado como médico a las islas del Pacífico, Segalen reside en Tahití desde enero de 1903 hasta septiembre de 1904. Durante el viaje de ida atraviesa los Estados Unidos, y en el de vuelta pasa por Ceilán, Djibuti y El Cairo. El Diario contiene, pues, anotaciones sobre lugares muy diversos, aunque la mayor parte se concentra en la experiencia de Segalen en las islas del Pacífico. La arquitectura y los paisajes despiertan su interés, pero donde el genio de Segalen se afirma con visos de precursor es en la etnología. Segalen comprendió que había que analizar las culturas y mentalidades extranjeras, sus creencias y costumbres, a la luz de sus propios valores. En las islas del Pacífico descubre una forma de ver el mundo desde el ángulo de lo sagrado, del goce y de la felicidad. El encuentro postumo con Gauguin influyó poderosamente en el modo en que Segalen se aproximó a la cultura de los pueblos polinesios. A través de las páginas de este Diario Segalen nos propone, pues, su visión fresca, respetuosa e inteligente de la vida y la cultura de las islas del Pacífico y de otros puntos de Asia y África.