Cuentos de siempre

Para que el lector se ría mucho, en estos «Cuentos de siempre», Calleja ofrece «Paco I, el Napias», «La suegra del diablo», «Los cuatro granos de sal», «Cien años jugando» y «El burro poeta».

Cosas fantásticas y cómicas suceden en estos cuentos serios y ejemplares, de argumento sencillo y aleccionador, como son «Las riquezas del sabio Merlín», «El legado de la tía Pilar» y «La llave de oro».

La invención de cuentos regocijantes y morales se completa con las versiones de cuentos clásicos de la literatura universal. Así «La caja de cerillas» es «La vendedora de fósforos» de Andersen, «La envidia de una Reina» es «Blanca Nieves», «Chinelita de cristal» es el cuento de «La Cenicienta» y «La Princesa fregona», una versión del cuento de Grimm «El Rey Pico de Cuervo».

El filón de Calleja era inagotable en su enorme diversidad; pasado el tiempo la lectura de estos cuentecitos, que hicieron las delicias de una infancia lejana, sigue siendo válida, porque son: cuentos de siempre.