Bandidos, granujas y criminales

Howard Bryan, veterano redactor del Albuquerque Tribune, nos pinta en este libro un cuadro del salvaje Oeste directo, anecdótico, lleno de colorido, pero fiel a la realidad histórica, trazado al filo de los recuerdos de testigos directos y sobre todo de sabrosos fragmentos de la prensa contemporánea, sazonados de un curioso humor negro, propio de un mundo donde la muerte violenta es un fenómeno normal y cotidiano. Un mundo en que el linchamiento puede ser el único sistema de defensa del orden ciudadano. Un mundo lejano en el espacio y en el tiempo pero a la vez muy próximo. El Río Grande, el Pecos, Santa Fe, Cimarrón, Sacramento, Albuquerque… Un mundo incorporado por el cine a la memoria colectiva. Indios, anglos, hispanos, revueltos, enfrentados a veces, a veces unidos. Un mundo en descomposición y en formación, en el que la frontera se acaba, en el que sólo queda la legal de México, burlable pero ya inamovible. En el que los grandes espacios se van reduciendo, la libertad sin ley se va reglamentando. En el que el ferrocarril avanza imparable creando asentamientos temporales que se convierten enseguida en pueblos y en ciudades. En el que las grandes compañías van extendiendo sus tentáculos. Y en el que va cristalizando inevitablemente un orden que choca con el viejo espíritu de frontera, un orden al que algunos son incapaces de adaptarse y que otros se niegan a aceptar.

El libro es una galería de estampas biográficas trazadas con agilidad y precisión, por la que desfila una serie de personajes representativos. Desde los criminales en estado puro como el «posadero asesino» o el «exterminador humano», hasta personajes curiosos, contradictorios, aureolados de misterio, como el conde brasileño buscador de tesoros y rey de los gitanos, como Bronco Sue, «la pistolera venida de muy lejos», de Gales. Los vaqueros se hacen cuatreros y luego asaltantes de diligencias y de trenes; los agentes de la ley encargados de perseguirles han sido criminales y forajidos y algunos siguen siéndolo. Marino Leyba, Clay Allison, Joel Fowler, Bronco Bill, los forajidos de las bandas de Black Jack. Sus biografías, hábilmente trazadas, escritas con humor, ingenio y amenidad, aportan elementos de realidad histórica a ese mundo fantástico del salvaje Oeste que todos tenemos interiorizado.