Colección: Erase una vez... Biblioteca de Cuentos Maravillosos 96
Páginas: 191
Formato: 14,8 x 21 cm
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-7651-634-8
Año aparición: 1.996
Precio sin IVA: 15,38€
Precio con IVA: 16,00€
Una valiosa colección de cuentos rescatados del olvido por los que desfilan una época y un estilo de vida ya desaparecidos. Cuentos costumbristas, relatos humorísticos aragoneses que gozaron en su tiempo del fervor popular y que siempre logran entretenernos.
El presente libro es un recorrido por el cuento aragonés a lo largo de la época en que este género gozó de mayor pujanza: el último tercio del siglo XIX y el primer tercio de este siglo. Durante esos años fueron muchos los autores que se acercaron al cuento aragonés, algunos de forma esporádica y tal vez como concesión a los gustos populares de la época, y otros, los más costumbristas, de manera más prolongada en el tiempo y con el íntimo convencimiento de que era la suya la única literatura que podía llegar al pueblo: entre los primeros encontramos a periodistas de prestigio como Eusebio Blasco, Juan Pedro Barcelona, Mariano de Cavia, Luis Royo Villanova, Mariano Miguel de Val, Juan José Lorente y José García Mercadal, destacados novelistas como José María Matheu, y raros ilustrados como Manuel Béseos Almudévar; entre los segundos, que en su momento disfrutaron del fervor popular y hoy apenas nadie lee ni recuerda, citaríamos a Cosme Blasco, Juan Blas y Ubide, Luis López Allué y Mariano Baselga. Y todavía existe otra categoría de escritores que cultivaron el género: la de aquellos que lo hicieron desde unos presupuestos humorísticos y ondearon sin desaliento la bandera, siempre tan denostada por los aragoneses ilustrados, del baturrismo: Teodoro Gascón, Alberto Casañal y Teodoro Iriarte Reinoso, entre otros muchos.
José Luis Acín y José Luis Melero, responsables de esta edición, han seleccionado a veintinueve escritores representativos de todas estas tendencias. Y nos ofrecen una valiosa colección de cuentos rescatados del olvido que nos interesa, no sólo por su valor cultural, sino porque nos habla de una época ya desaparecida y de los problemas cotidianos de las gentes sencillas de Aragón, que unas veces nos emocionan y otras nos hacen reír, pero siempre logran entretenernos.