Juicio ordinario seguido ante los tribunales militares en la Plaza de Barcelona contra Francisco Ferrer Guardia

Francisco Ferrer Guardia (1859-1909), político y pedagogo, tuvo una vida agitada en la que no faltaron los procesamientos y los exilios. Su realización más importante fue la creación de la Escuela Moderna, fundada en Barcelona en 1901, que, recogiendo la influencia de los apóstoles franceses del anarquismo educacional, continúa por otra parte una larga tradición peninsular que reivindica la escuela como núcleo básico de la nueva sociedad ácrata. Si bien la Escuela Moderna no era ni más ni menos revolucionaria que otras iniciativas escolares avanzadas, la figura de Ferrer, por su obra y por las circunstancias que rodeaban su vida, despertó un odio brutal en el conservadurismo y el clericalismo de su época. Esto explica que, aunque Ferrer no tuviera nada que ver con los disturbios de la Semana Trágica, fuese escogido como cabeza de turco sobre la que cargar la responsabilidad de estos hechos y enmascarar así la inoperancia demostrada por la administración Maura. Sinónimo de perversión satánica para unos, modelo de ideólogo, profeta y revolucionario para otros, en la figura y en el caso de Ferrer Guardia convergen las tremendas disfunciones y contradicciones de la sociedad española de su tiempo.